Hernia en Gatos: Causas, Síntomas, Tratamiento y Prevención

Ana Fernández
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July 23, 2025
Hernia en Gatos: Causas, Síntomas, Tratamiento y Prevención
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Los gatos, al igual que otros animales e incluso los humanos, pueden desarrollar hernias. Aunque suelen pasar desapercibidas en sus primeras etapas, y a pesar de que no son muy frecuentes en estos felinos, pueden representar un riesgo serio para su salud si no se detectan y tratan a tiempo. En este artículo encontrarás toda la información necesaria para identificar una hernia en gatos, qué la provoca y cuáles son las opciones médicas disponibles para tratarla.

¿Qué es una hernia en gatos?

Una hernia es básicamente una protuberancia o abultamiento anormal que se forma cuando una parte del tejido u órgano interno sobresale a través de una abertura en la pared muscular u otro tejido que normalmente lo mantiene en su lugar. 

En los gatos, las hernias por lo general se presentan como un bulto blando y pequeño bajo la piel. 

Este bulto puede notarse en diferentes áreas del cuerpo del gato dependiendo del tipo de hernia, y a veces puede aparecer o hacerse más evidente cuando el animal está de pie, maúlla o realiza algún esfuerzo. 

Las hernias pueden ser reducibles (el contenido se puede empujar de vuelta temporalmente) o estranguladas. 

Una hernia estrangulada significa que el órgano o tejido atrapado ha quedado comprimido, perdiendo riego sanguíneo, lo cual es una situación muy peligrosa. 

Si parte del intestino queda atrapado en la hernia y pierde flujo sanguíneo, puede dañarse rápidamente y liberar toxinas perjudiciales, poniendo en riesgo la vida del gato. 

Por eso, ante la sospecha de hernia es vital buscar atención veterinaria inmediata.

Tipos de hernias en gatos

Existen varios tipos de hernias felinas, clasificadas según la zona del cuerpo donde ocurren. 

A continuación, listamos los tipos de hernias más comunes en gatos y sus características principales:

Hernia umbilical 

Se produce cuando el anillo umbilical (por donde pasaba el cordón umbilical) no se cierra completamente tras el nacimiento. 

Como resultado, una porción de intestino u otro tejido abdominal puede sobresalir cerca del ombligo del gato. 

Se observa típicamente como una hinchazón blanda en el vientre, que suele ser más visible cuando el gatito está de pie, llora o hace esfuerzo. 

Por lo general no es dolorosa, y en muchos casos estas hernias en gatitos pequeños pueden cerrarse espontáneamente hacia los 3 o 4 meses de edad. 

Si persisten o son muy grandes, puede requerir corrección quirúrgica cuando el gato sea esterilizado.

Hernia inguinal

Ocurre en la zona de la ingle, cuando parte del intestino u otros tejidos abdominales protruyen a través del canal inguinal (un conducto ubicado en la parte inferior de la pared abdominal). 

Puede presentarse como un bulto en una o ambas ingles del gato. Las hernias inguinales pueden ser congénitas o adquiridas. 

En las hembras, a veces se asocian al embarazo, y en general factores como la obesidad o alteraciones hormonales también pueden influir. 

Hernia diafragmática

Es una de las más graves. Se produce cuando hay un desgarro o abertura en el diafragma (el músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal), permitiendo que órganos abdominales (estómago, hígado, intestinos…) suban hacia el pecho. 

Suele ser causada por un traumatismo fuerte, como la caída desde gran altura o un atropello, aunque también puede ser congénita. 

Este tipo de hernia requiere atención veterinaria urgente, ya que compromete la respiración normal del animal y puede ser mortal si no se corrige pronto.

Hernia perineal

Ocurre cerca de la región perineal, es decir, la zona alrededor del ano y entre los genitales y el esfínter anal. 

Se da cuando la pared muscular de la pelvis (que sostiene órganos como el recto, vejiga, etc.) se debilita o rompe, y órganos o tejidos abdominales terminan protruyendo hacia esa área. 

Es más frecuente en gatos machos de edad avanzada que no han sido castrados, posiblemente debido a influencias hormonales y a una musculatura más débil con la edad. 

La hernia perineal puede volverse muy seria si parte de un órgano (por ejemplo, una porción del intestino o la vejiga) queda atrapado en la hernia, lo cual podría cortar la circulación y convertirse en una emergencia.

Hernia de hiato

Se produce cuando parte del estómago u otros órganos abdominales se deslizan a través de la abertura natural del diafragma por donde pasa el esófago (el hiato esofágico). 

Puede ser congénita (suele manifestarse antes del primer año de vida del gatito) o deberse a un traumatismo. En algunos casos, los síntomas de la hernia de hiato pueden aparecer y desaparecer intermitentemente (lo que se conoce como hernia de hiato deslizante). 

Hernia discal

A diferencia de las anteriores, este término se refiere a un problema en la columna vertebral. 

Una hernia discal ocurre cuando el material de un disco intervertebral (que separa las vértebras) se desplaza o sobresale, comprimiendo la médula espinal. 

No es exactamente una “hernia” de tejidos abdominales, pero coloquialmente se le llama así. 

Puede deberse a degeneración por la edad (es más común en gatos senior) o a traumatismos en la columna. 

Una hernia discal requiere atención veterinaria inmediata y a menudo cirugía especializada para retirar el material que comprime la médula.

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Causas de las hernias en gatos

Las hernias en gatos tienen diversas causas y factores predisponentes. A continuación resumimos las causas más comunes:

Causas congénitas

Muchas hernias tienen un origen congénito, es decir, están presentes desde el nacimiento. 

Por ejemplo, la hernia umbilical ocurre cuando el ombligo del gatito no cierra bien tras nacer. 

También la mayoría de las hernias inguinales y algunas diafragmáticas pueden tener un componente congénito. 

Estos defectos congénitos en la pared muscular hacen que el gato sea propenso a herniarse incluso con esfuerzos mínimos.

Traumatismos

Las lesiones físicas son otra causa importante. Un golpe fuerte, como un accidente de tránsito, una caída desde un lugar elevado (el conocido síndrome del gato paracaidista), o alguna pelea o atropello, pueden provocar desgarros en la pared abdominal o en el diafragma, dando lugar a hernias traumáticas. 

Hernias diafragmáticas, inguinales, perineales e incluso hernias discales pueden originarse tras un trauma significativo. Por eso es crucial proteger a los gatos de caídas y accidentes.

Debilitamiento muscular y edad

Con el envejecimiento o debido a ciertas enfermedades crónicas, los músculos y tejidos conectivos de los gatos pueden debilitarse. 

Un músculo abdominal debilitado es más propenso a dejar pasar tejidos y causar una hernia. 

En gatos de edad avanzada también puede haber degeneración de discos intervertebrales, predisponiendo a hernias discales. 

Asimismo, la debilidad del suelo pélvico en gatos mayores (especialmente machos) puede contribuir a hernias perineales.

Esfuerzos excesivos

Aunque los gatos no suelen “levantar peso” como tal, sí pueden realizar esfuerzos al saltar, jugar o al intentar defecar u orinar si tienen algún problema. 

Un esfuerzo repetitivo o excesivo (por ejemplo, pujar demasiado por estreñimiento o por obstrucción urinaria) podría agravar un área muscular débil y favorecer una hernia. 

También episodios de tos o vómito crónico pueden aumentar la presión interna y contribuir a hernias (esto se ve más en hernias de hiato o diafragmáticas en algunos casos).

Obesidad

El exceso de peso es enemigo de la salud del gato en muchos aspectos, y las hernias no son la excepción. Un gato obeso tiene mayor presión intraabdominal debido a la grasa acumulada. 

Esta presión adicional puede debilitar puntos vulnerables y aumentar el riesgo de hernias, especialmente hernia inguinal o perineal, además de agravar los síntomas de una hernia discal. 

Mantener un peso saludable es importante para reducir esta predisposición.

Sexo y factores hormonales

El género y la condición reproductiva del gato también juegan un papel en ciertas hernias. 

Los machos sin castrar de edad avanzada tienen una marcada predisposición a las hernias perineales, en parte por influencia hormonal y posiblemente por el esfuerzo asociado a problemas de próstata o estreñimiento que pueden sufrir al envejecer. 

Por otro lado, las hembras gestantes pueden desarrollar hernias inguinales durante el embarazo, ya que la gestación conlleva cambios físicos y esfuerzo que pueden abrir algún punto débil en la ingle. La obesidad durante la gestación incrementa aún más ese riesgo. 

En general, cualquier condición que cause esfuerzo o cambios en la estructura muscular puede predisponer a una hernia.

Síntomas de una hernia en gatos

Una de las señales más evidentes de hernia en un gato es la presencia de un bulto o hinchazón anormal bajo la piel. 

Esta protuberancia suele aparecer en el área donde ocurrió la apertura muscular (por ejemplo, cerca del ombligo en una hernia umbilical, en la ingle en una hernia inguinal, o en la zona perianal en una hernia perineal). 

Además del bulto visible, existen otros síntomas que pueden indicar que el gato sufre una hernia. 

A continuación, enumeramos algunos de los signos y síntomas más comunes a los que debes prestar atención:

Protuberancia o bulto visible

Como se mencionó antes, un abultamiento blando debajo de la piel es el síntoma principal. 

Puede ser indoloro al tacto en casos de hernias pequeñas (por ejemplo, umbilicales congénitas), pero si la hernia es grande o está estrangulada, el bulto puede estar sensible o doler al presionarlo. 

La ubicación del bulto varía: abdomen, ingle, zona perineal, e incluso puede notarse una asimetría en el pecho en hernias diafragmáticas internas (aunque externamente estas no presenten bulto).

Dolor o molestias

Un gato con hernia puede manifestar dolor en la zona afectada, especialmente si el tejido atrapado está siendo comprimido. 

Puede quejarse o huir si se toca el área, lamerse insistentemente la zona, o mostrar posturas encorvadas debido al malestar.

Vómitos

Los vómitos son un signo posible, sobre todo si la hernia involucra segmentos del intestino que se están estrangulando o causando obstrucción parcial. 

Un gato con hernia abdominal complicada puede vomitar y tener inapetencia. Este síntoma es de alarma si se presenta junto con el bulto.

Pérdida de apetito y decaimiento

Muchos gatos con hernia pierden el apetito y pueden verse letárgicos o con poca energía. 

El malestar general y el dolor pueden hacer que el animal no quiera comer ni moverse mucho. Esto a su vez puede llevar a pérdida de peso progresiva si el problema persiste.

Cambio de comportamiento

Es posible notar cambios sutiles en la conducta de tu gato. Por ejemplo, puede esconderse, mostrarse apático, menos juguetón, o reacio a moverse y saltar como antes. 

También podría dormir más de lo habitual o incluso maullar o quejarse sin razón aparente debido a la incomodidad.

Dificultad para respirar

Este síntoma aparece principalmente en casos de hernia diafragmática. Si órganos abdominales se han desplazado al tórax, el gato puede respirar rápido, con dificultad, y adoptar posiciones extrañas para tratar de obtener aire (por ejemplo, estirando cuello y manteniendo codos separados). 

La falta de oxígeno puede hacer que el animal se muestre muy débil. La dificultad respiratoria es siempre un signo grave que requiere atención urgente.

Problemas para orinar o defecar

Especialmente asociado a hernias perineales, el gato puede pujar sin éxito en su arenero. 

Puedes ver que entra a la caja de arena con frecuencia pero logra evacuar poco o nada, o bien que elimina heces muy duras con esfuerzo. 

En machos con hernia perineal avanzada, parte de la vejiga puede quedar atrapada, llevando a incontinencia urinaria o dificultad para orinar. 

Cualquier signo de que el gato no puede hacer sus necesidades con normalidad amerita consulta veterinaria inmediata.

Sangre en la orina

En algunos casos, una hernia que involucra la vejiga u órganos cercanos puede manifestarse con sangre en la orina del gato. 

Este no es un síntoma muy común, pero si ocurre (hematuria), sugiere que la hernia está afectando el tracto urinario o causó un traumatismo interno.

Cabe destacar que los síntomas pueden variar en intensidad. Una pequeña hernia umbilical congénita podría no causar ninguna molestia durante mucho tiempo, mientras que una hernia estrangulada (donde el tejido está aprisionado) provocará síntomas agudos y severos en poco tiempo. 

Siempre que notes un bulto inusual o cualquiera de estos signos en tu gato, llévalo al veterinario lo antes posible.

Diagnóstico de la hernia en gatos

Si sospechas que tu gato tiene una hernia (por ejemplo, has detectado un bultito extraño en su cuerpo o muestra varios de los síntomas mencionados), es fundamental acudir al veterinario para un diagnóstico adecuado. 

En la clínica, el veterinario realizará inicialmente una exploración física completa, palpando cuidadosamente la zona del abultamiento y evaluando el estado general del animal. 

En muchos casos, las hernias externas (umbilical, inguinal, perineal) se detectan con solo el examen físico, ya que la protuberancia es evidente. 

Sin embargo, pueden ser necesarias pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico y planificar el tratamiento. 

Entre ellas se incluyen:

  • Imágenes diagnósticas: Se suelen realizar radiografías y/o ecografías para visualizar la hernia internamente. 
  • Análisis de sangre: Un perfil sanguíneo general puede ser útil para evaluar la salud del gato y descartar problemas subyacentes. Aunque el análisis de sangre no diagnostica la hernia en sí, aporta información importante sobre el estado del paciente antes de una posible cirugía.
  • Historial y síntomas: El veterinario también tomará en cuenta el historial clínico del gato (por ejemplo, si ha tenido un trauma reciente, si nació con algún defecto conocido, su edad, si está castrado, etc.) y los síntomas que has observado. Todos estos datos ayudan a diferenciar el tipo de hernia y a decidir el mejor curso de acción.

En algunos casos, el diagnóstico de hernia es rápido y el pronóstico es bueno. Sin embargo, nunca debemos subestimar una hernia: siempre es mejor que un profesional evalúe a tu mascota, pues como mencionamos, si una porción de órgano queda atrapada, podría convertirse en una emergencia seria. 

Ante cualquier duda, la consigna es “más vale prevenir” y hacer revisar al gatito.

Tratamiento de las hernias en gatos

El abordaje de una hernia en gatos dependerá del tipo de hernia, su tamaño y la gravedad de los síntomas. 

En general, el tratamiento definitivo suele ser la corrección quirúrgica, pero veamos las posibilidades:

Observación vigilada (tratamiento conservador)

En casos de hernias muy pequeñas y que no causan molestia, el veterinario podría recomendar simplemente monitorear. 

Esto es más común en gatitos con pequeñas hernias umbilicales o inguinales congénitas, ya que algunas pueden resolverse solas al crecer. 

Bajo supervisión veterinaria, se puede intentar reintroducir manualmente el tejido protruido con un vendaje compresivo suave, esperando que la abertura muscular cierre naturalmente. 

Sin embargo, este enfoque de "esperar y ver" solo se aplica si la hernia no representa peligro inmediato. 

El dueño deberá vigilar que no aumente de tamaño ni aparezcan nuevos síntomas.

Cirugía de hernia

La mayoría de las hernias en gatos requerirán cirugía para solucionarse de forma segura. 

En la cirugía, el veterinario regresará los órganos o tejidos a su posición correcta dentro del cuerpo del gato y cerrará la abertura (anillo herniario) con suturas. 

En ocasiones se coloca una malla quirúrgica de refuerzo sobre la zona reparada, para darle mayor soporte y prevenir que la hernia reaparezca. Este tipo de malla es especialmente útil si el agujero era grande o el tejido circundante está débil. 

La cirugía de hernia se realiza con anestesia general. En el caso de las hernias diafragmáticas, la operación suele hacerse de emergencia en cuanto el gato está estable, dado el riesgo para la respiración. 

Por otro lado, si la hernia es reducible y el gato no corre peligro inmediato, a veces se planifica repararla durante otro procedimiento para evitar múltiples anestesias; por ejemplo, es común aprovechar la esterilización/castración para reparar de paso una hernia umbilical o inguinal en gatitos, realizando todo en una misma intervención. 

De esta forma, el gato pasa por quirófano una sola vez y se recupera de ambos procedimientos simultáneamente.

Tratamiento farmacológico de apoyo

Antes y después de la corrección de la hernia, puede ser necesario manejar algunos síntomas con medicamentos. Se administran analgésicos y antiinflamatorios para controlar el dolor y la inflamación postquirúrgica. 

Si el gato presentaba vómitos, el veterinario puede recetar antieméticos para prevenir náuseas, y en hernias con riesgo de reflujo (como hiato) podrían indicarse antiácidos. 

En hernias diafragmáticas graves o hernias estranguladas, es común que el gato reciba oxigenoterapia, fluidos intravenosos y otros cuidados intensivos antes y después de la cirugía para estabilizarlo. 

Cada caso es distinto, pero el manejo del dolor y el soporte general del paciente son prioridad en el tratamiento.

Hernia discal (tratamiento específico)

Si se trata de una hernia discal en la columna, el tratamiento puede variar. En casos leves, a veces reposo estricto y medicamentos (antiinflamatorios, analgésicos) pueden aliviar la compresión. 

Pero en muchos casos, se requiere cirugía neurológica especializada para retirar el material discal que comprime la médula espinal. 

Posteriormente, sesiones de fisioterapia y rehabilitación ayudan a la recuperación de la movilidad. Este es un proceso más complejo, generalmente llevado a cabo por veterinarios especialistas en neurología.

Finalmente, en todos los escenarios quirúrgicos, contar con un plan financiero es importante. 

Las cirugías veterinarias pueden ser costosas, y aquí es donde tener un seguro para mascotas como Cacttus resulta de gran ayuda. 

Cacttus puede cubrir una parte de los gastos quirúrgicos, de hospitalización y medicamentos recetados, permitiéndote enfocarte en la recuperación de tu gato sin el estrés económico añadido. 

Siempre es mejor estar preparado, ya que las hernias (especialmente las traumáticas) ocurren de forma inesperada. 

La buena noticia es que, con el tratamiento adecuado, el pronóstico de los gatos con hernias suele ser muy positivo. 

La mayoría de los felinos se recuperan completamente tras la cirugía y continúan llevando una vida normal y activa. 

Eso sí, es esencial seguir las indicaciones veterinarias en el postoperatorio para evitar complicaciones o recurrencias.

Cuidados y recuperación después de la cirugía

Si tu gato ha sido operado de una hernia, deberás proporcionarle cuidados especiales durante su periodo de recuperación. 

El veterinario te dará instrucciones específicas según el caso, pero en términos generales se recomienda lo siguiente:

Reposo y limitación de actividad

Es fundamental que el gato no haga esfuerzos durante su recuperación. Mantenlo en un espacio tranquilo, limita sus movimientos (por ejemplo, evitando que salte a sitios altos). 

Puede ser útil tenerlo en una habitación pequeña o utilizar una jaula amplia temporalmente para controlar su actividad si el veterinario lo sugiere. 

Esto previene que se abran los puntos de la cirugía.

Administrar los medicamentos recetados

Seguir al pie de la letra la medicación indicada por el veterinario. Por lo general, se enviará a casa con analgésicos y antiinflamatorios para manejar el dolor y reducir la hinchazón. 

No mediques por tu cuenta a tu gato con fármacos humanos, solo dale lo que el veterinario haya prescrito, en la dosis y tiempo correctos.

Vigilar la herida quirúrgica

Observa diariamente el sitio de la incisión. Debes chequear que no haya sangrado, que el área no presente una inflamación excesiva y que no haya signos de infección como enrojecimiento pronunciado, calor o secreción de pus. 

Es normal quizás un ligero enrojecimiento o un poco de hinchazón inicial, pero cualquier empeoramiento debe ser consultado. 

Mantén la herida limpia y seca. Si el gato intenta lamerse o morderse la zona, posiblemente necesite llevar un collar isabelino (cono) para impedirlo y proteger la herida.

Proporcionar un lugar cómodo

Prepara una cama confortable y limpia para tu gato, en una zona de la casa tranquila donde pueda descansar sin ser molestado. El estrés retrasa la curación, así que es importante que se sienta seguro y relajado. 

Ofrécele su mantita favorita y asegúrate de que tenga fácil acceso al arenero, agua fresca y comida (sin tener que saltar o trepar).

Seguimiento veterinario

Cumple con las visitas de revisión postoperatoria que te agende el veterinario. Normalmente, a los 10-14 días de la cirugía habrá que llevarlo para que retiren los puntos o grapas (a menos que sean reabsorbibles). 

En esas revisiones el veterinario comprobará que la herida está sanando bien y que no haya complicaciones. 

También podría ajustar medicación si es necesario. No olvides acudir a estas citas, ya que son cruciales para asegurar una recuperación óptima.

Cada gato se recupera a su propio ritmo. Algunos pueden estar activos y con buen apetito a los pocos días, mientras que otros necesitarán un par de semanas de cuidados más atentos. 

Ten paciencia y bríndale mucho cariño durante este proceso. Con los cuidados adecuados, pronto tu minino volverá a sus andanzas habituales.

Prevención de las hernias en gatos

Si bien no es posible prevenir todas las hernias (especialmente las congénitas), los dueños sí pueden tomar medidas para reducir el riesgo de que su gato sufra ciertas hernias. 

A continuación, algunas recomendaciones preventivas importantes:

Esterilización/castración temprana

Considera castrar a tu gato macho antes de que alcance la madurez, salvo indicación contraria de tu veterinario. 

La hernia perineal es mucho más frecuente en machos enteros (no castrados), por lo que la castración actúa de manera profiláctica para prevenirla. Además, la castración aporta otros beneficios de salud y comportamiento. 

En las hembras, la esterilización no solo evita camadas no deseadas sino que también puede prevenir situaciones de esfuerzo extremo asociadas a la gestación y parto que podrían desencadenar hernias inguinales.

Evitar traumas y caídas

Una de las mejores formas de prevenir hernias traumáticas (diafragmáticas, discales, etc.) es protegiendo el entorno del gato. 

Si tu gato tiene acceso a balcones o ventanas altas, instala mallas o redes de seguridad para evitar caídas al vacío. 

Del mismo modo, procura que no deambule sin supervisión en lugares donde pueda sufrir atropellos u otros accidentes. 

Mantener a tu gato en interior o en un patio seguro reduce drásticamente el riesgo de golpes fuertes. 

Recuerda que un descuido (por ejemplo, un gato que se asusta y salta por la ventana) puede resultar en lesiones graves; prevenir esos accidentes es clave.

Control del peso y dieta saludable

Como mencionamos, la obesidad es un factor predisponente para varios tipos de hernias. 

Un gato en forma, con músculos fuertes y sin sobrepeso, tiene menor probabilidad de desarrollar hernias inguinales o perineales, y en general tolerará mejor cualquier esfuerzo físico. 

Proporciona a tu mascota una alimentación equilibrada y ajusta las porciones para mantener un peso adecuado. 

El juego y el ejercicio moderado diario también ayudan a fortalecer su musculatura abdominal y a mantener sus articulaciones y columna saludables, lo cual es beneficioso para prevenir lesiones.

Visitas veterinarias regulares

Las revisiones periódicas con el veterinario pueden detectar problemas de salud antes de que se agraven. 

En cada chequeo, el profesional palpará el abdomen y otras áreas; así puede descubrir una hernia incipiente que quizás haya pasado desapercibida. 

Si tu gato tiene alguna condición que pueda predisponerlo a hernias (por ejemplo, una cirugía previa en la que le quedó una pared abdominal débil, o si sufrió un golpe), tu veterinario te dará indicaciones específicas de cuidado. 

La medicina preventiva es siempre la mejor aliada para la salud de tu mascota.

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